domingo, 28 de junio de 2015

¡Una hermosa coincidencia!


Recuerdo como si fuera ayer el 28 de junio del 2004. Fue un gran día.....

Como a media mañana me llama Vida, una prima, para decirme que estaba en la clínica y que ya estaba en labor. ¿cómo puede ser eso, le dije, si tu fecha es para dentro de un mes y yo estoy para dentro de quince días?  Bueno, pero así es la vida. Se le adelantó el parto, y ella y su esposo Claudio, ya se encontraban en labor esperando el nacimiento de su cuarto hijo.

Yo, en casa con mi mamá, esperando para asistir a la cita que tenía esa misma tarde con el Dr. Mora, quien por cierto también era el doctor de Vida. Así que yo sabía que él me atendería después de terminar con ella.  Gracias a Dios nació Luis Felipe bello y sano, y todos nos alegramos muchísimo. 

Como a las cinco de la tarde entré a la consulta del doctor, y éste me dijo que todo estaba bien, y que el parto podría ser en cualquier momento.  Nos fuimos de vuelta a la casa y para mi sorpresa cuando llegamos no me pude bajar del carro. Por increíble que parezca me comenzaron las contracciones en el carro y pues en ese momento comenzó la corredera. Yo esperando en el carro mientras las niñas subían y bajaban con la maleta y las cosas para el hospital. Jamás nos imaginamos  que nacería  ese día, pero cuando la niña dijo voy, no hubo nada que hacer. 

Recogimos a mi esposo y de vuelta al hospital. Que emoción y que nervios a la vez. Cuando ingresé al salón ya estaban esperándome mis doctores favoritos, el Dr. Mora y el Dr Francisco Bravo.

Finalmente esa noche nació Anabella, mi quinta hija, mi hermosa y amada Anabella. Desde que la ví, robó mi corazón por completo. Una vez más, experimentar la maternidad redimensionó mi vida, mis sentidos y mis emociones. 

Jamás me imaginé que Anabella y Luis Felipe nacerían el mismo día, pero definitivamente  ha sido una de esas hermosas coincidencias que unen las familias, alegran los corazones y engrandecen las almas.
Hoy cumplen 11 años los dos, y realmente ha sido una aventura maravillosa tenerlos en nuestras vidas. Llenaron nuestros hogares de amor y luz con sus ocurrencias y detalles. 

¡Que vivan las coincidencias!

¡Que viva la vida!





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