martes, 23 de junio de 2015

¡A estudiar se ha dicho!

Cuando nuestros hijos están pequeños y comienzan el colegio, hay muchas cosas que podemos hacer para ayudarles a ser buenos estudiantes, organizados y responsables. A mí me ayudó mucho que tuvieran un horario de estudio. Cada día, cuando llegaban del colegio, comían y descansaban por una hora. Alrededor de las 4pm comenzaban a estudiar.

Encontré que tener un horario de estudio las ayudaba muchísimo, sobre todo para terminar temprano y poder hacer otras cosas, entre ellas salir a jugar con los amiguitos.

Cuando mis hijas estaban en pre-kinder y kinder, dibujar era primordial. Cuando hacían algún dibujo recuerdo a veces mirarlo y pensar Dios mío. Aún así les decía, "está precioso, eres una artista, una gran pintora", y esto las motivaba a pintar cada vez mejor. A esto se le llama refuerzo positivo. No importa si se salen de las rayas por todas partes, decirles que estaba increíble las motivaba y les daba mucha seguridad.

Las palabras de ánimo son las mejores si queremos ayudarlos a dar lo mejor de ellos. Nunca usen palabras o frases negativas e hirientes, hacen mucho daño al niño y solo es un reflejo de nuestra propia incapacidad de enseñar y amar.

La lectura es fundamental. Al principio, no es fácil ni rápido, pero enseñarles a pronunciar y a entonar correctamente les desarrolla el cerebro y sus capacidades mentales y les dará mayor seguridad en el colegio cuando les toque leer, recitar o hablar en público. 

Fomentar la lectura en el hogar es esencial y cuando crezcan, podrán disfrutar de un buen libro y tendrán más temas de conversación para compartir. Vivimos en un mundo donde estar informado lo es todo; si les gusta leer desde niños, el hábito de la lectura lo cultivarán toda la vida.

Con las matemáticas la situación es otra: les cuesta un poco más. Desde primer grado hay que dejar que hagan sus tareas de matemáticas solos; podemos estar cerca de ellos pero no debemos hacerla nosotros. Si la respuesta es incorrecta, pedirles que la repitan y traten ellos mismos de encontrar el error, es la única forma en que aprenderán. Esto toma tiempo y dedicación, es cierto, pero matemáticas es de esas materias en que si no tienen una buena base, va a ser mucho más difícil.

La historia sí era mi fuerte y por supuesto, el de mi esposo, el cual como siempre he dicho, es un libro abierto.  Siempre ha sido mi materia favorita, por lo que desde muy temprano se convirtió en una oportunidad para compartir con ellas la historia del mundo y de las civilizaciones, ya que la historia de la humanidad es realmente fantástica.

Para no alargarme mucho, solo les diré que en ciencias naturales se dan las respuestas más inesperadas y originales que puedan encontrar. Así pues, un día viendo un examen de ciencias me encontré que los jugos drásticos nos ayudan en la digestión y las bacterias entran al cuerpo por curiosidad y no por falta de higiene, por solo mencionarles un par de respuestas cómicas.

A mí me encantó enseñarles a estudiar, es de las cosas que más disfruté. En español ellas me ganaron. Siempre tuve problemas con los hiatos y diptongos, hasta el punto que ellas me decían "Mamá cuando vas a aprender", y eran ellas las que me daban clase de ortografía. Tuvieron las mejores maestras de español que yo haya visto. Por eso es que hoy en día son ellas las que corrigen y editan mis artículos. 

En realidad verlas aprender fue una aventura inolvidable, ya que junto a ellas aprendí yo.
Claro que hay días difíciles con demasiado trabajo y en los que solo anhelábamos estar de vacaciones, pero a pesar de todo, que bueno es poder decir  ¡A estudiar se ha dicho!


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